domingo, 16 de agosto de 2009

Un poema de Yehuda Amijai


CAFÉ DANTE (NUEVA YORK)

Cuatro camareras hablan con la música de la isla de Malta.
Frente al ventanal están cavando un hoyo en la calle,
y las vergüenzas del mundo se ven en el hueco.
Como un borrachín, con ropas cambiadas, sucio.
Un superviviente se pone los binoculares
sobre sus delgadas piernas y mide líneas rectas
a través de todo, como a través de un vacío desierto.

Y una joven en una mesa cercana
le dice a otra: Tengo un pequeño papel
en una nueva obra: entro en la habitación,
la atravieso y salgo por el otro lado.
Dice esto y se levanta para irse.

Quédate aquí, quédate cerca de mí,
quédate por lo menos hasta que una profecía se cumpla.
No me oye. Se va, y yo me quedo, la mitad del pastel
en el plato y la mitad dentro de mí.
La cuchara caída en el suelo.

Algunas veces un hombre se agacha a coger algo
que cae de su mano, y cuando se levanta
el mundo ha cambiado.


[Traducción de Martín López Vega, quien también escribe esto del poeta: Como para Chateaubriand, para Amijai cada día es un adiós; un adiós a las cosas que se llevó el día de hoy -que es el de ayer-, a las que seguramente no traerá el mañana. Dicen dos versos suyos: "La mayor parte de nuestra vida son elegías por lo que hubo / y lamentos por lo que no habrá"].

1 comentario:

  1. Grandísimo poeta, las traducciones en hiperión y en la poesía señor hidalgo son directamente del hebreo por Raquel García Lozano.
    besitooos

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